Satanás va y viene “como Pedro por su casa”
en las mentes de la gente del mundo. Pero lo que le resulta más entretenido e
interesante es lograr tener y mantener su dominio en los que invocan el nombre
de su enemigo, es decir, de nuestro Salvador Jesucristo, por medios no
necesariamente de inmoralidad evidente o repulsiva.
Un cristiano puede tener una vida
“intachable”; pero el Diablo estará satisfecho con él mientras sea una vida
desperdiciada, inútil para el desarrollo del plan de gobierno divino. El Adversario
los convierte, entonces, en “cizaña” dentro del Reino de Dios, y su destino
será terrible (Mt.13.40) si no despiertan y recapacitan a tiempo (Ef.5.14).
Juan el apóstol dice: “Amado, fielmente te
conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos…” (3-Jn.5).
Efectivamente; la grandeza del cristiano se mide por la magnitud del servicio
que presta a la familia de la fe: “Entonces Jesús, llamándolos, dijo: “Sabéis
que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son
grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que
el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que
quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del
Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en
rescate por muchos” (Mt.20.25-28).
Evitemos, pues, tener vidas de desecho, porque
es mejor colaborar con Dios (1-Co.3.9) trabajando para su Reino (Col.4.11), y
una de las formas de hacerlo es sirviendo a los “hermanos más pequeños” del
Mesías (Mt.25.40,45;Lc.8.20-21). Él quiere que tengamos vidas “abundantes”
Jn.10.10), “Porque todas las promesas de Dios son en él, Sí, y en él, Amén, por
medio de nosotros, para la gloria de Dios” (2-Co.1.20).
Además, recordemos que “cualquiera que dé a
uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es
discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa”. (Mt.10.42)
También dijo Pablo: “…servíos por amor los
unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a
tu prójimo como a ti mismo.” (Gá.5.13-14
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