Una de las estrategias de los ministros del
Adversario es hacer que sus feligreses los escuchen sólo a ellos. Para ello se
encubren maliciosamente con versículos tales como: “Si alguno viene a vosotros,
y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis:
¡BIENVENIDO! Porque el que le dice:
¡BIENVENIDO! participa en sus malas obras”. (2-Jn.1.10-11).
Pero
como ocurre casi siempre con estos manipuladores, acomodan las Escrituras a sus
intereses personales. Por eso, no contextualizan sus afirmaciones y pasan por
alto otros versículos, tales como aquellos que dicen: “Examinadlo todo, retened
lo bueno” (1-Ts.5.21); “Y éstos eran más nobles que los que estaban en
Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, ESCUDRIÑANDO cada
día las Escrituras para ver si estas cosas eran así”. (Hch.17.11); “Jesús les
respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís:
VEMOS, vuestro pecado permanece”. (Jn.9.41).
Y como ovejas al matadero, allí van tontamente
éstos fieles a la fantasía, presumiendo
que son los únicos poseedores de la Verdad y que exclusivamente reciben la
aprobación del Padre Eterno.
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