jueves, 11 de julio de 2019

CON LOS PIES BIEN PUESTOS SOBRE LA TIERRA

 
  El Cuerpo de Cristo tiene los pies sobre la tierra.- Estamos tan acostumbrados a  desligar a  Dios de la vida real y humana de su Iglesia, que lo concebimos en nuestros corazones  pero no en la sociedad.
   
    No hablo de la sociedad mundanal, sino  de la de nosotros, la del pueblo de Dios, la santa nación. Mientras no nos integremos no seremos parte real  de su Cuerpo. Al Espíritu se intuye, y se deduce su presencia, pero el Cuerpo ha de ser tangible. Si no hay verdadera unidad no habrá evidencia de que Dios tenga un pueblo propio, una nación entre las naciones, y todo esto no pasaría de ser entretenidas quimeras de la literatura religiosa.
   
    Es nuestro  deber no tener compromisos de asociación con la gente común (2-Co. 6.14-18 y 7.1) , aunque de manera eventual o circunstancial tengamos que juntarnos  con ellos, que no es lo mismo. Pero sí debemos integrarnos a la familia de la fe, para poder demostrarle al mundo que nuestra justicia puede ser superior a la de ellos, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones. Demostrarles también que las virtudes del Reino de Dios, en su actual etapa de desarrollo, hacen que sea el sistema de gobierno  más completo y sublime de todos los tiempos.

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