Bajo el imperio de gobiernos
fanáticos e intolerantes a muchísimos cristianos les ha tocado sufrir hasta lo
indecible para poder vivir y transmitir
los fundamentos de su fe, habiendo llegado muchos de ellos hasta martirio.
El polo opuesto de tales
situaciones son las circunstancias de quienes vivimos bajo regímenes políticos
democráticos y tolerantes. Nadie nos persigue o maltrata a causa de nuestras
creencias. Pero… ¡Cuidado!
Las prisiones, persecuciones y maltratos que en
estas circunstancias favorables no estamos recibiendo se nos pueden convertir
en prisiones eternas a causa de nuestra falta de compromiso con el plan de
salvación que El Eterno tiene para la Humanidad.
Al que sabe hacer lo bueno y no lo hace le es
pecado, dice la Biblia. Porque, habiendo recibido la titulación de su reino el
rey Jesucristo entregó dones y talentos a sus siervos y colaboradores para
consolidar su Gobierno por medio de la práctica de sus principios, con la
fortaleza y dirección del mismo Espíritu y la Palabra de Dios.
Cuando él regrese para establecerlo en toda su
plenitud, tomará en cuenta lo que hicimos o dejamos de hacer los que fuimos
llamados a participar de Su Obra, y entregará su reino a los que encuentre
digno de él.
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