Habrá quienes se pregunten: Si el Reino de Dios está vigente, ¿ Por qué existe tanta injusticia, maldad y sufrimiento? Alguien podría responder, y con razón: “Ello ocurre tanto por la maldad e injusticia de los inicuos, como también por la indiferencia, desorganización y falta de solidaridad de los llamados buenos o justos.
El Mesías declaró:”Estas cosas
os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo” (Jn.16.33)
Aunque el Reino de Dios está actualmente en pleno desarrollo, y el
Espíritu Santo está haciendo la obra en y a través de sus participantes, no
obstante al mismo diablo le fue dado permiso para actuar dentro de él, por
medio de los que llamándose “hermanos” son malvados, negligentes, e inútiles.
(Mt 13.41; 7.23; 25.26,30), o simplemente son “piedras de tropiezo” que ni
hacen ni dejan hacer ( Mt 23.13).
“Les refirió una parábola diciendo: el Reino
de Dios o de los cielos, es semejante a un hombre que sembró buena semilla en
su campo; pero mientras dormían los hombres vino su enemigo y sembró cizaña entre
el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció
también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le
dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿de dónde, pues, tiene
cizaña? El les dijo: un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron:
¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? El les dijo: No, no sea que al
arrancar la cizaña arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer
juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a
los segadores: recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla;
pero recoged el trigo en mi granero.
Explicación de la parábola: el que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizañas son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la cizaña y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.
Explicación de la parábola: el que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizañas son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la cizaña y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.
Así mismo el Reino de Dios o de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será el fin del siglo: saldrán los ángeles y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”. (Mt. 13.24-30 ; 37-43; 47-50)
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