viernes, 7 de agosto de 2015

EL REPOSO DE LOS CONDENADOS


  •                                                                                                       
  •  El 97% de la cristiandad está plácidamente durmiendo. Solo despiertan cuando se ven asediados por la calamidad y la tragedia.  Entonces, como si su casa de ilusiones e indiferencia estuviera siendo consumida por el fuego de la Verdad, claman al Dios-bombero, a veces tratando de comprar sus favores, para rescatar algo de las sobras de una vida infértil, egoísta y apática a los verdaderos propósitos del Creador.
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  •    Lo único que puede liberar a la Humanidad de una vida miserable y vacía es tomar con seriedad y realismo el deseo del Salvador de establecer su Reino sobre la Tierra (Dn.7.13-14, 18,27; Ap.11.15). Este es el tema central de la Biblia.  El Rey Jesús no solo quiere gobernar en el corazón de sus seguidores. Quiere legislar sobre ellos como un pueblo escogido por él mismo para que anuncie las virtudes de su soberanía. Brinda la orientación de su Palabra, la colaboración de sus ángeles, y la fortaleza del mismo Espíritu Santo. Quiere que los que oyeron y creyeron el evangelio de este Reino se alejen de la vana palabrería que no solo aprovecha para nada sino que es para perdición de quienes escuchan. 

  •     Por el contrario, desea que sean practicantes del mensaje divino y, como dice el refrán, un pueblo unido jamás será vencido. No será vencido por las injusticias ni por el desamor. Antes bien, unidos, integrados y organizados como los miembros de un mismo Cuerpo, podrán poner la luz de la Verdad en lo alto para que el mundo pueda ver las buenas obras del pueblo de Dios, y creer que verdaderamente hay un proyecto específico y de proporciones insospechadas del rey Jesús para beneficio de toda la Humanidad.
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  •    ¡Únete a este Proyecto!. No dejes que se haga demasiado tarde para que puedas disfrutar de los resultados de tu participación, no solo después de la muerte sino desde ahora, en tu vida presente.  No se trata de una secta u otra religión más. Tampoco es una institución humana, ni un ministerio, aunque podría afirmarse, sin embargo, que es el Ministerio de todos los ministerios cristianos, porque todos los cristianos están llamados a servir, y no solo a ser servidos; los participantes de este Reino no viven según la Ley del Embudo, o de la Ley del más fuerte, sino según la Ley de Cristo, el amor, que es la fuerza afectiva que une, edifica y enaltece.




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