miércoles, 23 de enero de 2019

EL REMEDIO INFALIBLE

      Si un científico o personaje de renombre internacional proclamara haber descubierto la cura definitiva de alguna enfermedad mortífera tal como el sida o el cáncer, de seguro se buscaría por todos los medios su aplicación, al precio que fuera.
   
   Algo parecido sucedería si se descubriera un sistema de gobierno que ofreciera lo mejor de lo mejor tanto para los individuos de una nación, como para sus familias y para la comunidad en general. Un sistema que en verdad aplique principios de verdadera igualdad y vida plena para todos, y que incluso llene las expectativas de bienestar aun después de la muerte.
   
     En verdad, tal sistema ya está al alcance de todos, pero a quienes les compete su implementación, los líderes religiosos, no se interesan por el bien común del pueblo del reino de Dios, sino solo por el provecho económico que para ellos puedan lograr de las gentes que buscan superar sus dificultades y que creen que la respuesta divina a sus clamores se pueden conseguir dándole dinero a esos mercaderes de la fe, que pretenden ser los mediadores entre Dios y los hombres, para poder hacer estas fechorías sin que nadie lo note.

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