miércoles, 16 de agosto de 2023

SIERVO MALO Y NEGLIGENTE

  

   Toda comunidad cristiana tiene el derecho de beneficiarse de las leyes y servicios que le ofrece el Estado con miras a la consolidación del bien común en organizaciones que reconocidas y autorizadas por el Gobierno pagan los tributos correspondientes. No hacer uso de estas herramientas es sinónimo de prevaricación, puesto que “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Stg.4.17; Mt.25. 41-46). Sería como el siervo de la parábola que por miedo o negligencia escondió su talento sin que rindiera algún provecho (MT.25.14-30).

   Debemos, pues, organizarnos como verdaderos miembros del Cuerpo de Cristo para reclamar tales derechos, y no esperar vivir, por desgracia, bajo gobiernos que persigan, torturen y maten a los devotos cristianos y sean llenados nuestros cementerios con mártires que abrieron sus brazos a la muerte pero no a la vida y a la libertad cuando pudieron hacerlo.

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