miércoles, 30 de marzo de 2022

EL MISTERIO QUE ESTABA OCULTO


 

   Jesucristo hizo lo que tenía que hacer (Jn.17.4):  Que por las virtudes de su martirio los seres humanos pudieran recibir del Padre Eterno el perdón de todas sus faltas. Pero ello no lo es todo. Al someterse voluntariamente a ese sacrificio hizo méritos para ser cabeza del sistema de gobierno celestial (Mt.28.18; Ap. Cap.5) que el Altísimo diseñó desde la creación del mundo, plan de salvación para que los que crean y se sometan a él desarrollen sus dones, talentos y medios a su alcance para lograr adquirir la vida abundante que nuestro Salvador quiere que tengamos, como individuos y como comunidad.

    Este programa de liberación integral denominado comúnmente como Reino de Dios es propulsado por el mismo Espíritu de Dios en aquellos creyentes dóciles a sus requerimientos. Quienes participan consciente y responsablemente de este Reino promueven y practican sus valores, tales como la santidad (apartarse para Dios), la integración, la solidaridad y la igualdad.

 

 

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