martes, 2 de noviembre de 2021

LAS DOS CARAS DE LA FE

 

Al hablar de fe podemos hacerlo en dos perspectivas: Conceptual o emocional. Aunque en los niveles inferiores de la mente estos diferentes aspectos se entremezclan, es conveniente diferenciarlos.

 Cuando, por ejemplo, la Biblia dice” Un Señor, una fe, un bautismo” (Ef.4.5), hace referencia al aspecto doctrinal, conceptual, de la palabra del Reino. Cuando Pedro, en su intento de caminar sobre las aguas, fracasa, se le dice: “hombre de poca fe” (Mt.14.31); aquí se hace referencia al sentido emocional de la fe.

  Nuestras convicciones dan forma y fuerza a nuestras acciones y reacciones emocionales. Cuando la fe crece conceptualmente da lugar a la doctrina, más o menos coherente con el contexto bíblico y con la realidad humana (Ro.10.17)

  La fe sin doctrina es una relación emocional inmadura, sin identidad, y por tanto irresponsable consigo misma y con su entorno social. Un sistema doctrinal puede resultar nocivo cuando por sus acciones u omisiones resulte improductivo o injusto, ya que en la misma medida en que una verdad, dentro de una comunidad religiosa, nos libra del poder del mal, en cualquiera de sus manifestaciones, podemos ver aplicada la justicia del Reino de Dios. Por eso está escrito: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn.8.32).

 

 


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