1)
2) EGOÍSMO_ Es el dulce veneno de
aquellos que no buscan la gloria de Dios, sino su propia gloria (Jn.5.44); los
que enseñan por ganancia deshonesta lo que no conviene (Tit.1.10-11). Para
fortuna de ellos siempre habrá individuos ingenuos y aquellos confundidos que solo
en época de crisis buscan con angustia comprar con dádivas un consuelo o
milagro divino.
3)
IRRESPONSABILIDAD_ Muchos
justifican esta actitud con nefastos razonamientos, tales como:
A: “La salvación
es individual, así que cada uno defiéndase como pueda”. Este falso razonamiento
está en contravía directa con el deseo de nuestro rey Salvador de conformar y
liberar a un pueblo propio que ha de vivir unido como los miembros de su propio
Cuerpo, integrados por la fuerza del amor solidario y la ayuda mutua. Nuestra
responsabilidad es individual pero tendremos que dar cuenta de lo que hicimos o
dejamos de hacer a nuestros hermanos, principalmente los “maltratados” o “más
pequeños” (Mt.25.40; He.13.3). Esta perniciosa idea es defendida por los
“acomodados” (los que creen que ya lo tienen todo, y que los que sufren es
porque no son tan buenos como ellos (Ap.3.17-19).
B: “Si hacemos
buenas obras demeritamos el poder que Dios tiene para hacerlas por su propio
poder”. Es el razonamiento de los que no creen que el Espíritu del Señor puede
y desea manifestarse por medio de nosotros, “a quienes Dios quiso dar a conocer
las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en
vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo
hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar
perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo,
luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.”, “porque
todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros,
para la gloria de Dios.” ((Col.1.27-29; 2-Co.1.20).
C: “Hay muchos falsos hermanos, así
que es mejor evitarlos a todos”__Es el pernicioso razonamiento de los que por
temor, o falta de fe, prefieren, como en el ejemplo de la parábola,
(Mt.25.24-30), esconder el talento que Dios les dio para participar en su Obra.
Tengamos presente que solo debemos juntarnos con quienes declarándose como
“hermanos” reúnen un mínimo de condiciones (1-Co.5. 9-11); pero en ningún caso
tener compromisos de asociación con personas que no hagan parte del pueblo de
Dios. (2-Co.6.14-18; 7.1).
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