martes, 5 de octubre de 2021

DARDOS DE FUEGO DEL MALIGNO

 

1)  LA IGNORANCIA_  Podríamos tener una piedra preciosa de valor incalculable, pero si no percibimos su  valor, hasta podríamos tirársela a los cerdos (Mt.13.45-46; 7-6) Quienes ya encontramos el “tesoro escondido” (Mt.13.44) debemos explotarlo compartiendo su valor, anunciando las virtudes del Reino de Dios, porque sus beneficios son múltiples para un pueblo entero, el pueblo de Dios, y no solo para estar muy bien en esta vida sino también en la otra.

2)  EGOÍSMO_ Es el dulce veneno de aquellos que no buscan la gloria de Dios, sino su propia gloria (Jn.5.44); los que enseñan por ganancia deshonesta lo que no conviene (Tit.1.10-11). Para fortuna de ellos siempre habrá individuos ingenuos y aquellos confundidos que solo en época de crisis buscan con angustia comprar con dádivas un consuelo o milagro divino.

3) IRRESPONSABILIDAD_   Muchos justifican esta actitud con nefastos razonamientos, tales como:

A:  “La salvación es individual, así que cada uno defiéndase como pueda”. Este falso razonamiento está en contravía directa con el deseo de nuestro rey Salvador de conformar y liberar a un pueblo propio que ha de vivir unido como los miembros de su propio Cuerpo, integrados por la fuerza del amor solidario y la ayuda mutua. Nuestra responsabilidad es individual pero tendremos que dar cuenta de lo que hicimos o dejamos de hacer a nuestros hermanos, principalmente los “maltratados” o “más pequeños” (Mt.25.40; He.13.3). Esta perniciosa idea es defendida por los “acomodados” (los que creen que ya lo tienen todo, y que los que sufren es porque no son tan buenos como ellos (Ap.3.17-19).

B:  “Si hacemos buenas obras demeritamos el poder que Dios tiene para hacerlas por su propio poder”. Es el razonamiento de los que no creen que el Espíritu del Señor puede y desea manifestarse por medio de nosotros, “a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,  a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;  para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.”, “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” ((Col.1.27-29; 2-Co.1.20).

 

   C:  “Hay muchos falsos hermanos, así que es mejor evitarlos a todos”__Es el pernicioso razonamiento de los que por temor, o falta de fe, prefieren, como en el ejemplo de la parábola, (Mt.25.24-30), esconder el talento que Dios les dio para participar en su Obra. Tengamos presente que solo debemos juntarnos con quienes declarándose como “hermanos” reúnen un mínimo de condiciones (1-Co.5. 9-11); pero en ningún caso tener compromisos de asociación con personas que no hagan parte del pueblo de Dios. (2-Co.6.14-18; 7.1).

 

 


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