¿ES JESUCRISTO O LA IGLESIA EL MISMO REINO DE DIOS?
El
diccionario define el término “reino” como el “territorio sometido al gobierno
de un rey”. Está por fuera de toda razón pensar que una persona pueda a la vez
ser rey y reino. ¿Qué dice la Biblia? Por ejemplo, en Lc.11.2: “Y él les dijo:
Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre. Venga tu reino…” Se él era el mismo reino de Dios, ¿por qué enseñaba a
pedir que viniera, si él ya estaba con ellos?
Hablando de él mismo, de su segunda venida, (Mt.24. 25-27), dijo: “Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o
mirad, está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago que
sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida
del Hijo del Hombre”. En otras palabras, la persona del Salvador será
totalmente evidente, localizable, en tanto que el Reino de Dios, no. Dice en
Lc. 17.20-21: “Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de
Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia,
ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre
vosotros.” Mire también en 1-Co.15.24: “Luego el fin, cuando entregue el reino
al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y
potencia.” ¿Significa que se entregará él mismo? Obviamente que no.
Observe también la clara distinción que hace
el apóstol Pablo entre lo uno y lo otro: “Y Pablo permaneció dos años enteros
en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando
el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin
impedimento”. Hay cizaña en el Reino de Dios (Mt.13.41) pero no la hay en
Jesucristo, pues él es el rey, una persona, y reino otra cosa, comparable a un
árbol, una red, etc. Es todo lugar, área o dimensión en donde él ejerce
soberanía.
Ahora bien. La Iglesia es el Cuerpo de
Cristo (1-Co.12. 12-27; Ro.12. 4-5; Ef.1. 15-23; Col.1. 18). La Iglesia es la
parte humana de su Reino. Son los creyentes, los fieles. El rey desea ejercer
su soberanía, tanto en éstos individuos en particular, como en el conjunto de
ellos, considerados como el pueblo propio de Dios, la santa nación
(1-P.2.9-10), para que “siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel
que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y
unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la
actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en
amor”, generando así obras que den testimonio para la gloria de Dios
(Mt.5.14-16).
Jesús dijo a quienes lo rechazaron
(Mt.21.43): “Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros,
y será dado a gente que produzca los frutos de él.”. Dijo también a sus
discípulos (Lc.12.32): “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha
placido daros el reino” Si el Reino de Dios es algo que se puede dar o quitar,
entonces es obvio que es algo diferente a la gente a la cual se le da o se le
quita.
Veamos más. Mt. 25.34 dice: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha:
Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la
fundación del mundo.” Nos podemos preguntar entonces: ¿Cómo heredarán algo si
ellos mismos son ese algo? El Nuevo Testamento NO dice que los creyentes somos
el Reino de Dios, pero sí declara que somos “participantes” el él
(Ap.1.9). Deducimos, pues, no solo por
lo ya dicho sino por el contexto general de la Biblia, que se trata de un
sistema integral de gobierno en donde, con fundamento en el sacrificio del
Cordero de Dios (1-Co.3.11), interviene el mismísimo Espíritu Santo de Dios, y
colaboran los ángeles del Salvador (He.1.14), siempre todo bajo las enseñanzas
y principios de la Palabra del Reino (Mt.13.19; 2-P.1.19).
Observe, además, que el evangelio de Reino es
predicado (Mt.4.23; 10.7; Hch.28. 31, etc.); Jesucristo es predicado (Hch.5.42;
8.5; 1-Co.1.23, etc,); Pero en la Biblia la Iglesia nunca es predicada, ni
alguna iglesia local en particular, ni la Iglesia universal (Lo que
infortunadamente sí ocurre en la actualidad con la marca comercial que
representan algunas instituciones religiosas).
Está muy claro que la Iglesia no es el mismo
Reino de Dios, pero sí está integrada por el pueblo escogido por Dios, para
ejercer, tanto en ella, la Iglesia, como a través de ella, su gobierno el la
Tierra (Dn.7. 22,27; Ap. 2. 26-27).
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