Es un privilegio poder participar del Reino de
Dios, formando parte de su santa nació. El percibir la enorme importancia que
ello tiene para nosotros y para la
Humanidad entera es lo que en sentido figurado el Sublime Maestro lo describe
como encontrar un “tesoro escondido” o descubrir una “perla de gran precio”
(Lc.13. 18-21).
Nos convertimos en parte activa de este
Reino cuando nos unimos a otros miembros del pueblo de Dios para desarrollar
obras y actividades que mejoran nuestras condiciones de vida, en todos los
aspectos. El no promover y/o vivir la integración nacional del pueblo de Dios
es un rotundo contrasentido al mismo evangelio del Reino (Jn.17.21).
Podríamos decir que el principio vital de
este Reino es el Espíritu Santo de Dios ejerciendo soberanía en nuestras vidas
individuales y colectivas, delineando nuestras actitudes y procederes según las
enseñanzas emanadas de la Santa Biblia. Los que creemos en ella y la obedecemos
tenemos el privilegio de conformar la santa nación de Dios, cuyos participantes
unidos como los miembros del propio Cuerpo de Cristo, damos testimonio de que
en verdad amamos a nuestro Padre Eterno y estamos dispuestos a permitir que
Jesús, nuestro rey Salvador, ejerza su autoridad y señorío en nosotros, la
familia de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario