La actitud irresponsable que
conscientemente o no asumen algunos cristianos buscan encubrir su egoísmo e
indolencia, justificada por principios tan anti bíblicos como este: “Si hago
algo a favor de mis hermanos en la fe, es como pretender quitarle el poder a
Dios”, o “si ellos sufren es porque están en pecado”
. Estas personas ignoran que el propósito de Dios para con su pueblo es
que anunciemos, COMO COMUNIDAD, las virtudes de Aquel que nos llamó de las
tinieblas a su luz admirable (Col 1.13)), “porque todas las promesas de Dios
son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.”
(2-Co.1.20) Además, “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del
diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de
Dios” (1.Jn.3.10)
Desafortunadamente cada uno de estos insulsos
cristianos serán los que en el futuro le responderán a Jesucristo: “Tuve miedo,
y escondí el talento que me diste”, y el Señor le responderá: “Siervo malo y
negligente”. Y éstos creyentes inútiles serán echados en las tinieblas de
afuera. (Mt:25. 14-30)
Pero, aún cuando en la actualidad estas
anquilosadas personas estén viviendo una indiferencia social casi pasmosa,
acomodadas en la falsa creencia de que ya lo alcanzaron todo, pueden cambiar de
actitud, pudiendo, inclusive, llagar a ser muy valiosos en el servicio a los
hermanos, que será lo que los dignifique ante Dios, ante el pueblo de Dios, y
ante su propia conciencia. Se podrán convertir, pues, en manantiales de
bendición si así lo decidieran.
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