La inspiración de la Biblia es el
fundamento sobre el que se apoya la autoridad de toda la enseñanza que
contienen sus páginas. Por tanto, la verdad de la inspiración por Dios de las
Sagradas Escrituras ha sido atacada sin piedad durante muchos años. Sin embargo,
aunque se haya dudado del Libro de Dios, se le haya denegado, odiado, prohibido
y quemado, aun sigue como la roca inquebrantable resistiendo las rugientes
tormentas del tiempo. Entendemos por “inspiración” que el Espíritu Santo poseyó
de tal forma a aquellos hombres sobre quienes
vino, que les dio el poder, aunque sin privarles de su propia
personalidad, para que escribiesen bajo el control divino las palabras de Dios
mismo.
Está dentro de lo razonable que el mismo Dios que le dio al hombre la
capacidad de comunicar sus pensamientos a otros hombres por medio de la
palabra, sea él mismo capaz de comunicar a sus criaturas sus pensamientos por
el mismo medio. La comunicación del pensamiento de Dios al hombre se encuentra
en la Biblia. En este libro abundan expresiones tales como: “Y Dios dijo”, “así
ha dicho el Señor”, “Dios habló diciendo”,etc.
Todo verdadero creyente en Cristo Jesús acepta el hecho de que la Biblia
está inspirada por Dios, que es infalible y por lo tanto, la Palabra de Dios plena
de autoridad. Cualquier proposición o argumento que contradiga el contexto
general de su contenido no se acepta como válido o conveniente.
A través de la Biblia el ser humano llega a darse cuenta que es pecador, que está perdido, y que necesita un Salvador. Se entera también de que así mismo como nuestro Creador permitió al hombre caer en pecado, respetando su libertad de decisión, también le proveyó de un magistral plan de liberación: El pleno establecimiento de su Reino en toda la Tierra es el objetivo final de dicho plan.
Una persona comienza a participar en este Reino, en su actual etapa
de desarrollo, cuando en virtud del sacrificio del Cordero de Dios acepta el
perdón de sus pecados, y permite al Espíritu Santo ejercer su poder en él, para
desarrollar los principios que dan vida e identidad al pueblo escogido por Dios
(la Iglesia) y sobre el cual, como santa nación, el Salvador del mundo ejerce
la soberanía de su gobierno.

No hay comentarios:
Publicar un comentario