lunes, 10 de febrero de 2020

DIVIDE Y VENCERÁS

El astuto Enemigo de nuestras almas tiene un principio que le ha dado mucho resultado: “Divide y vencerás”. Como resultado de ello hay cientos y cientos de sectas o grupos llamados cristianos. Cada uno de ellos se pelea el privilegio de ser el único poseedor de la Verdad, aunque no lo puedan demostrar en la vida real.

  
   La única manera que existe para lograr la unidad del pueblo de Dios, los leales a su Palabra, NO es a través de la verdad particular de los individuos o grupos, sino por medio de la realidad común. El fundamento bíblico para ello es el mandamiento del propio Salvador, expresado por medio de San Pablo en 2-Co.6.14-18, para que NO nos asociemos con gente común  sino con otros creyentes, y lleguemos así a estar tan integrados como los miembros de un mismo cuerpo, como el Cuerpo de Cristo, es decir, la verdadera Iglesia, “para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1-Co.12.25-27).

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