La no
violencia no es lo mismos que la resignación pasiva ante los agentes
perturbadores de la paz. La no violencia es el arte de ganar la guerra por
medios pacíficos, “con armas de justicia a diestra y a siniestra”, como lo
proclama las Sagradas Escrituras Cristianas, (2-Co.6.7).
“Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora
de levantarnos del sueño, porque ahora está más cerca de nosotros nuestra
salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día.
Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las obras de la luz,
(Ro.13.11-12).
Así como el Cordero de Dios “salió venciendo y
para vencer”,(Ap.6.2), así los cristianos debemos unirnos y organizarnos, para
que Dios, por medio de su Espíritu, quien es el que en nosotros produce así el
querer como el hacer, por su buena voluntad, (Fil.2.13), nos dé la victoria que
produce la soberanía de su gobierno en nosotros, como la comunidad de su pueblo
que somos.
El
gran Libertador de nuestras almas dijo lo siguiente: “He aquí, yo os envío como
ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos
como palomas” (Mt.10.16). De tal manera que la humildad y la prudencia son dos
de las “armas de la luz” de que disponemos.
El apóstol Pablo complementa: “Vestíos de toda
la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del
diablo. Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes, (Ef.6.11-12).
Pero, “Quién es aquel que os podrá hacer daño,
si vosotros seguís el bien? Más también,
si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por
tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad
al Señor vuestro Dios en vuestros corazones, y estad siempre preparados para
presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo aquel que os demande
razón de la esperanza que hay en vosotros, teniendo buena conciencia, para que
en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que
calumnian vuestra buena conducta en Cristo” (1-P.3.13-16).
En los
primeros tiempos de la Iglesia los cristianos tenían “favor con todo el pueblo”
(Hch.2.47). Porque tener “buena conciencia” es tener la satisfacción del deber
cumplido, al diseñar, establecer y promover planes, programas y proyectos
reales y concretos “para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a
vuestro Padre que está en los cielos” (Mt.5.16).
“Porque esta
es la voluntad de Dios; que haciendo el bien, hagáis callar la ignorancia de
los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad
como pretexto para hacer lo malo, (por ejemplo indolencia e indiferencia
social, desorganización), sino como
siervos de Dios, (1-P.2.15-16).
Vencer sin
violencia es, pues, fundamentalmente, crear condiciones de justicia y
desarrollo social, para que realmente pueda existir, al menos dentro del pueblo
de Dios, paz y gozo en el Espíritu Santo. “Porque el que en esto sirve a
Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que
contribuye a la paz y a la mutua
edificación”. (Ro.14.17-19)

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