viernes, 21 de marzo de 2025

¿DÓNDE ESTÁ EL REINO DE DIOS?

 

    El reino de Dios  no es un lugar geográfico ni cosa alguna que suba o descienda por el espacio y que podamos ver con nuestros ojos físicos (Lc.17.20-21). Al que sí podremos ver de esa manera es al rey Jesús en su segunda venida corporal. Pero el Reino de Dios es la soberanía del mismo rey Jesús afectando el estado de nuestras vidas individuales, de familia y de sociedad en la medida en que implementemos los principios doctrinarios de su gobierno.

    El Padre Celestial, que permitió la caída de la raza humana en pecado, también le ofrece, a través de este magistral sistema integral de salvación, la mejor alternativa de cambios para su bienestar y desarrollo.

    Los requisitos básicos para participar en este plan son el arrepentimiento y la conversión, y “conversión” significa precisamente “ocuparse de la salvación” (Fil.2.12), venciendo al mal con el bien (Ro.12.21) poniendo en acción nuestras capacidades, dones y talentos (Lc.19.11) para que la voluntad de Dios sea hecha aquí en la Tierra (como en el cielo, Mt.6.10) por las personas que logren entender el valor de esta gran “perla” (Mt.13.45) y que comprendan que todo ello se podrá llevar a buen término solo por medio de la integración real de los que han sido llamados a participar de este reino, “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,  sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor (Ef.4.14-16).

 

 


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