El plan divino de salvación para la Humanidad se fundamenta en dos
aspectos:
1) Por medio del
ARREPENTIMIENTO podemos alcanzar el perdón de Dios por un ACTO de su
voluntad, en los méritos redentores del sacrificio de su Cordero, nuestro
Salvador Jesucristo.
2) A través de NUESTRA
CONVERSIÓN dejamos las vanidades y seguimos al Dios viviente, que hizo el
cielo, la tierra, el mar y todas las cosas que hay en ellos (Hch.14.15).No es
un acto, es un proceso de por vida que tiene por principio activo el regalo que
nos fue dado: El Espíritu Santo (1-Ts.4.8) y con el que se nos brinda el poder
desarrollar todos los valores del Reino de Dios, tales como la santidad, la
integración solidaria y la igualdad (2-Co.8.13-15).
Es, pues, una
inter-relación: Él le brinda el perdón de pecados y el don del Espíritu
Santo a los miembros de su santa nación para que éstos a su vez participen
dignamente colaborando con él en la construcción de su Reino (1-Co.3.9))
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