sábado, 28 de junio de 2025

CRISTIANOS EN LA POLÍTICA


 

Los aspirantes a servir al Estado lo hacen por medio de grupos o partidos políticos; pertenecer a alguno de ellos requiere la lealtad de sus miembros. En estas instancias la Biblia no es fundamental ni prioritaria, porque se debe satisfacer no la voluntad de Dios sino la del pueblo por quienes son elegidos;  es entonces a la población en general sobre la que han de  legislar, incluyendo fuerzas armadas, comunidad gay, y otros tantos aspectos de la vida estatal  cuya administración y gobierno están por fuera de la competencia de la Iglesia.

   Una postura o consigna religiosa, dentro de un partido político, solo puede ser vista como herramienta política para enaltecer los objetivos del grupo o movimiento. Un partido, pues, se convierte en un ídolo al que se debe dar honra y tributo, y los cristianos estudiosos de las Sagradas Escrituras sabemos que los ídolos son como marionetas en manos del “Príncipe” bajo cuyo dominio yace el mundo entero (Jn.5.19; Ef.2.1-3). Por todo ello debe quedar muy claro que “a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Mt.22.21).

 

 

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