Hay doctrinas muy piadosas con las que se
engalanan el nombre y la imagen de muchas de las diversas agrupaciones
denominadas cristianas. Con ellas también se amplía el encantador repertorio de
los sermones con los que se cautiva la atención de la mayoría de las personas.
Desafortunadamente gran parte de tales doctrinas y sermones son como nubes
errantes que no producen cambios permanentes, no edifican; en otras palabras,
son como árboles de apariencia hermosa pero que no producen frutos.
A nuestro Salvador le importa más los
resultados que las meras palabras, como en el caso de alguien que dijo que no
iba, pero fue; aunque fue algo irreverente, cumplió y con ello ganó la
aprobación de su jefe. El otro personaje, por el contrario, dijo que iba pero
no fue, y por ello fue desaprobado (Mt.21.28-31). Moraleja: “Muéstrame tu fe
por las obras”.
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