miércoles, 15 de junio de 2022

LA CONV ERSIÓN COMO PRECESO


 

 El Reino de Dios está presente, en desarrollo del proceso de la salvación cristiana, tanto desde la perspectiva individual, como comunal. Pudimos ser perdonados, quienes nos dispusimos a ello, de todas nuestras faltas cometidas, pero no podremos ser perdonados por el mal manejo que hagamos de los dones y talentos que nuestro Salvador nos entregó para participar de su plan de redención.

 Porque no es solo arrepentimiento sino conversión. Es acción y no indiferencia 1-Co.3.9; Col.4.11). El mismo San Pablo, que era un gigante en liderazgo, decía: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.” (Fil.3.12).

  Recordemos que “Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes.  Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.” (Lc. 12. 47-48).

   Para agradar a Dios en este sentido no bastan las buenas intenciones o hechos fortuitos y personales. Un miembro aislado del Cuerpo es muy poco lo que puede hacer, pero…”bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas (del Cuerpo) que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor (Ef.4. 15-16).

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario