Puesto que para efectos prácticos el valor de
un concepto se mide por sus resultados, la doctrina del Reino de Dios, como
realidad vigente que se está desarrollando entre nosotros, se constituye como
el más relevante medio por el cual quienes participen de el pueden tener las
más válidas esperanzas de cambio y mejoramiento, tanto a nivel personal como
social.
Ser
parte de este programa de gobierno conlleva a implementar diversas formas de
organización solidaria en procura de hacer efectivo el amor, la igualdad y la
justicia propias de este glorioso sistema integral de liberación, en el cual,
precisamente, de lo primero que somos liberados es de nuestra culpabilidad de
todas nuestras faltas cometidas, al pedir al Padre Eterno que nos perdone en
los méritos del martirio de su Hijo Jesucristo, quien ahora, para nuestro bien,
se ha convertido en el rey de la santa nación de Dios, en espera de que
nosotros ,sus súbditos y miembros de esta sin igual nación, permitamos al
Espíritu de su Padre hacer evidente en medio nuestro el poder de su Palabra.
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