jueves, 4 de junio de 2020

POR SUS FRUTOS SON CONOCIDOS


El sublime Maestro nos dejó una fórmula para identificar la clase de “árboles” que nos pudieran “alimentar”. En Lc 6.43-44 está escrito: “No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto; porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas.” Los que se dejan engañar no son los que realmente aman la Verdad  y están dispuestos a sacrificarse por ella, sino los simples y mediocres arrastrados por sus propias concupiscencias y flaquezas, que prefieren que otros decidan por ellos, como si les fuera un gran consuelo pensar que no caerán solos al abismo. (Lc. 6.39)  Algunas personas, de buena intención y sin proponérselo (2-Ti 3.13-17) no están haciendo nido en las frondosas ramas del Reino de Dios (Mat 13.31-32) sino que son parte de la chamiza de los árboles que por no dar buen fruto están destinados al fuego. (Mt 7.17-20).


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