viernes, 27 de julio de 2018

UN REY SIN REINO


    Un rey sin reino no tiene sentido. Y absurdo sería pensar en un reino en el que no exista nación alguna. Una nación es aquella en la que sus miembros comparten la misma historia, idioma, intereses y aspiraciones.
   
   Si el Nuevo Testamento de la Biblia dice la verdad acerca de que la Iglesia es una nación, entonces los que realmente hacen parte de ella deben integrarse como los miembros de un mismo cuerpo para poner en práctica los principios soberanos de su rey Jesucristo.
  
   No se trata de jugar a la religión, o calmar las angustias y el estrés con teoterapia, o comprar milagros con generosas ofrendas. A lo que sí se refiere es a compartir y mejorar en comunidad lo que la vida humana nos demanda: Vivienda, salud, empleo, deporte, cultura, etc. Todo ello bajo los parámetros éticos con los que se pueda proclamar con hechos la justicia del reino de Dios.


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