sábado, 28 de septiembre de 2024

DISFRUTANDO LA LIBERTAD

 

   Muchas interpretaciones se han dado al significado de la historia de Israel, la obra de Jesucristo y a los escritos del Nuevo Pacto o Testamento. A pesar de ello existe el consenso general de que la Biblia constituye la revelación escrita del Dios Supremo y personal, y que lo que va en contra de ella lo hace contra la Verdad.

   Pero así como el árbol se conoce por sus frutos (Lc.6. 43-44), así mismo lo bueno o malo de cada una de estas interpretaciones, que han generado la creación de tantas sectas o grupos diferentes, se puede evaluar por los beneficios con que a través de ellas se pueda llegar a liberar a la Humanidad de sufrimientos e injusticias, no solo a nivel  individual sino colectivo, algo que pueda producir vida digna y abundante ahora, y asegurarnos un destino feliz aun después de la muerte física.

   Ese enfoque positivo indudablemente recae en la concepción del Reino de Dios como un plan de salvación integral en el que los individuos, después de un genuino arrepentimiento, se integran realmente con otros creyentes para desarrollar los principios de este “nuevo régimen del Espíritu” (Ro.7.6), convirtiéndose de esta manera en verdaderos “miembros del Cuerpo de Cristo” (Ef.4. 15-16) para que con una fe no muerta puedan vencer al mundo de indiferencia y desamor que mata lentamente la vida y los anhelos de millones de “maltratados” (He.13.3) que esperan no tan solo la mano compasiva de un “buen samaritano” sino también el que se puedan convertir ellos mismos en agentes organizados de bendiciones  (2-Co.1.20; He.13.20-21), con las que nuestro Rey Salvador quiere colmar nuestras esperanzas de justicia y dignidad.

 


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